Palabras de Omar José SAIBENE (h) en ocasiones del homenaje a Lila Rosa Gomez, Luis Agustín Santillan, Ricardo Enrique Saibene y Alfredo Felipe Sinópoli, el 26 de noviembre de 2015 en el predio del Espacio para la Memoria LA PERLA.
Hola a
todos,
Solo
quisiera robar unos minutos, principalmente para agradecerles a todos, por su
esfuerzo, por su dedicación pero por sobre todo por cómo han tratado a nuestras
familias.
Desde que
trascendió la noticia del hallazgo de los restos de los chicos, muchos
periodistas, incluso personas afines nos consultaron respecto de su militancia,
la agrupación a la que pertenecían e incluso respecto de su formación política.
Seguramente en nuestro mundo de adultos estas preguntas nos ayudan a explicar un
poco el porqué de su trágico destino.
Hace una
semana Victoria, ya en campaña de hacer las hermosas postales que hoy pueden
ver, me hizo una consulta nueva que me desconcertó, me pregunto si podía hacer
un resumen de las cosas que le gustaban a Ricardo… Siendo sincero, tuve que
consultar con mi padre, porque de alguna forma en estos 40 años esos recuerdos personales
transmitidos por mi abuela se estaban fugando…
La consulta
de Victoria vino acompañada por otra sorpresa, mi hija mayor de 7 años a la
cual estaba intentando explicar los acontecimientos, preguntó aún más allá…
Puso su cara más seria y me dijo: ¿A quien se parecía? ¿El abuelo lo quería
mucho? ¿Cómo era? Parada en su niñez, su mirada es solo promesa de futuro, sus
sueños casi inalcanzables, y su preocupación los aspectos más humanos…
Hoy que
estamos todos juntos, como familias que transitaron este camino quizás de
formas muy distintas, quisiera traer nuevamente a nuestras mentes esa mirada de
niños y, sin dejar de lado los demás aspectos, resaltar aún sin conocerlos algo que estoy
seguro estos cuatro chicos compartían: Todos, sin lugar a dudas eran soñadores,
creyentes convencidos de que había chances de conseguir un futuro mejor.
Es por esto
que hoy quisiera traer a colación un pensamiento del escritor brasilero Augusto
Cury:
“Sin sueños
las pérdidas se tornan insoportables, las piedras en el camino se vuelven montañas, los fracasos se
transforman en golpes fatales. Pero si tienes grandes sueños los errores
producirán crecimiento, los desafíos producirán oportunidades, los miedos
producirán coraje”.
Los sueños
son la brújula que nos marca el camino a seguir, nos impulsan, nos fortalecen y
nos permiten crecer. Renunciar a los propios sueños implica darle la espalda a
la felicidad.
Esta
verdad, esta certeza que tanto el EAAF, el Juzgado y todos los que colaboraron
nos están proporcionando hoy, nos permiten mirar para delante de otra forma. Es
algo nuevo que recién ahora podemos experimentar….
Por eso hoy,
después de 40 años, quisiera ponerme en el lugar de esos cuatro jóvenes, aunque
sea por un ratito y pedirles, que desde esta nueva posición miremos para
adelante esperanzadamente, abrazando su sueño y forjando los nuestros, para
finalmente poder tener esa ansiada felicidad…. y desde este lugar nos volvamos
garantes de que asi nos lleve otros 40 años, la verdad y la justicia llegara para
con las demás familias, asi ellos puedan sentir esta nueva calma que nosotros
estamos empezando a descubrir….
Muchas
gracias…
Leía las palabras de mi hermano y pensaba: Nos robaron tus sueños, pero también los nuestros. Nos robaron la memoria de tu rostro, el sonido de tu voz, de tu sonrisa, tus abrazos, tus caricias. Nos robaron a un tío cariñoso, que quizá por su juventud hubiéramos sentido mas cercano, confidente, que nos hubiera consentido y apoyado cuando fuera necesario. Nos robaron una infancia feliz, sin gritos, sin llanto, sin tensiones, sin angustia...
ResponderEliminarEstamos felices porque pronto estarás en casa, pero también estamos tristes porque esas cosas jamás podremos recuperarlas, porque nunca nos dejaron tenerlas.....
María Silvina SAIBENE