Ricardo nació el 11 de mayo de 1955,
segundo hijo de la pareja (tercero, si contamos la nena fallecida) y único
hermano de Omar; fue un hermano deseado, esperado, amado casi desde el momento
de su anunciamiento. Omar, según sus propias palabras, se había sentido solo
antes de su llegada. Era la luz de sus ojos, lo mismo el para su hermano,
tanto, que más tarde le reprocharían que Ricardo hubiera seguido cada uno de
sus pasos: el club de sus amores, la carrera universitaria, la afinidad
política… Atractivo, inteligente, simpático, como lo describirían sus amigos y
familiares.
El 06 de diciembre de 1975 fue visto por
última vez, junto a 3 amigos, en el parque Sarmiento, en la ciudad de Córdoba. El
testimonio de los testigos, la época convulsionada sólo indicaba una razón para
su desaparición, que después sería confirmada: RICARDO HABIA DESAPARECIDO, LO
HABÍAN CHUPADO.
Y….. podría seguir relatando los hechos
con esa fría e impersonal cadencia…. Pero sólo quienes han perdido de esta forma,
quienes se han encontrado tan al borde de la locura y la desesperación podrán
entender el dolor de mi padre, de Omar. Podría explicarles lo difícil, lo
vergonzoso que es no entender, que es guardar rencor o tener celos de un
desaparecido. Lo doloroso es que ver llorar a un padre, sentir que se le
desgarra el alma. Crecer y darte cuenta, avergonzarte aún más por lo que
sentiste. Ver a tu padre enfrentarse a la muerte y sólo temer por el olvido, no
de él, de su hermano: “…no dejen de buscarlo cuando yo no esté”.
No busco su compasión, ni sus lágrimas,
ni su memoria. Yo tengo las mías, Ricardo tiene las nuestras, al igual que
Lila, Alfredo, Agustín. Contamos nuestra historia, porque ellos no pudieron
contar la suya, porque llamarnos a silencio es darles silencio, acallar su valor,
su razón, negar sus vidas…
TU PRESENCIA, RICARDO, EN
NUESTRAS VIDAS, EN NUESTROS CORAZONES, CADA DÍA, COMO SIEMPRE...
, COMO SIEMPRE…